“Es mejor tener un seguro y no necesitarlo, a necesitarlo y no tenerlo”. 
Esa frase cobró sentido cuando vivimos un accidente carretero y una aseguradora pagó por nosotros una indemnización de $2,200,000. 
Cobró sentido cuando me dormí en la carretera de Mazatlán y choque con un trailer, un seguro cubrió los daños de mi coche.
Cobró sentido, cuándo de estudiante me rompí los ligamentos cruzados y meniscos jugando basquetbol, y la aseguradora pagó $189,000 en Hospital San José en Monterrey. 
Cobró sentido, y entendí la importancia de un plan de ahorrar para nuestra vejez, cuando fuí consciente que implica Pensión por Régimen de Ley 97, y que nuestra pensión dependerá exclusivamente del saldo acumulado en tu cuenta AFORE.  Y lo que vi en la cuenta me asustó.
Cobró sentido, cuando nos convertimos en padres y era nuestro deber blindar a nuestro hijo en caso de que faltemos.

Entendemos que muchas personas viven o vivirán lo mismo. Por eso decidimos ser asesores de planes de ahorro y seguros, porque entendemos la importancia de que la TRANQUILIDAD NO TIENE PRECIO, y menos la de nuestra familia.